top of page
Buscar

Postergar: Dejar para después lo que podríamos hacer ahora.

Actualizado: 12 jun

¿Por qué algunas actividades las dejamos para luego? ¿Por qué hay tareas que nos cuesta tanto empezar?

Muchas veces nos resulta difícil organizar nuestras ideas, no sabemos por dónde empezar o cómo priorizar. Nuestra mente se llena de pensamientos confusos, sin orden ni estructura, y terminamos cayendo en la rutina, haciendo lo que siempre hacemos. Cualquier tarea que se salga de lo habitual nos genera resistencia y la dejamos para después.

Sin embargo, hay maneras sencillas de evitar la postergación. Personalmente, me ha funcionado elegir la actividad que, de no hacerla, me traerá mayores consecuencias. Para ello, aparto cualquier otra distracción y enfoco toda mi atención en esa tarea. Generalmente, no es tan complicado como parece. Me tomo el tiempo necesario para completarla y me dedico por completo hasta finalizarla. La sensación de alivio es enorme: me libero de una carga y encuentro tranquilidad.

El siguiente paso es elegir la próxima tarea de mi lista de prioridades, una lista mental basada en la importancia y las posibles consecuencias de no atenderlas. Estas pueden ir desde pagar una multa o evitar intereses hasta prevenir que algo se arruine, no llegar a tiempo o afectar a otras personas.

Todos hemos luchado contra la postergación en algún momento, y existen múltiples estrategias para afrontarla. Aquí comparto lo que me ha funcionado y que he integrado en mi rutina para evitar consecuencias negativas y mantener un orden tanto en mi entorno como en mi mente. De lo contrario, siento como si caminara con una piedra en el zapato.

Muchas veces no inicio una tarea porque me convenzo de que será difícil, que no sé cómo hacerla o que, de alguna manera, alguien más la hará por mí. Mientras tanto, los días pasan y la tarea sigue pendiente. Esto me genera ansiedad. Decido que “hoy sí la haré”, pero enseguida me distraigo con algo más sencillo, volviendo a dejarla de lado.

Finalmente, cuando me doy cuenta de que las consecuencias pueden ser graves, bajo presión y a última hora, me decido a terminarla. Me tomo el tiempo necesario, utilizo los recursos que hagan falta y, cuando menos lo pienso, la tarea está completa. En ese momento me doy cuenta de que no era tan complicado ni tomaba tanto tiempo como imaginé.

Este patrón me ha enseñado que lo esencial para completar tareas pendientes es:


  • Tener disposición y cambiar la mentalidad.

  • Conocer la complejidad real de la tarea.

  • Hacer una planificación mínima.

  • Enfocarme por completo en la actividad.

  • Reconocer los beneficios de haberla completado.


Siguiendo estos pasos, es mucho más sencillo resolver tareas fuera de nuestra rutina, así como imprevistos que requieren nuestra atención.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Atrévete a empezar nuevos ciclos.

Después de 24 años en mi negocio, llegó un momento en el que me sentí cansado, desanimado, poco productivo y con dificultades...

 
 
 

1 comentario

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación

<3

Me gusta
bottom of page